Berliner Boersenzeitung - La última voz del n|uu: una bisabuela sudafricana lucha por salvar su lengua

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La última voz del n|uu: una bisabuela sudafricana lucha por salvar su lengua
La última voz del n|uu: una bisabuela sudafricana lucha por salvar su lengua / Foto: RODGER BOSCH - AFP

La última voz del n|uu: una bisabuela sudafricana lucha por salvar su lengua

Katrina Esau es considerada a sus 92 años la última hablante nativa de n|uu, una lengua originaria de Sudáfrica de peculiares chasquidos y clics que ha pasado toda su vida tratando de transmitir para que no desaparezca.

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En su pequeña casa levantada sobre el famoso suelo rojizo del desierto del Kalahari, a orillas del río Orange y cerca de Botsuana y Namibia, dos de sus bisnietos practican con entusiasmo la pronunciación.

Katrina o "ouma" (que significa "abuela"), como la mayoría la llama, escucha atentamente y corrige de vez en cuando la articulación de los difíciles sonidos explosivos de su lengua materna.

Los visitantes que pasan por allí no se quedan atrás y siempre lanzan con orgullo algunas palabras en n|uu en homenaje a la matriarca y a sus esfuerzos por mantener viva una lengua del sur de África que, según los investigadores, data de hace 25.000 años.

En las paredes, las fotografías documentan las ocasiones en las que Esau lleva una corona y un collar de piel y púas de puercoespín, lo que da testimonio de su rango de reina en la casa N||ǂe del pueblo san, presente en Sudáfrica antes de las colonizaciones holandesa y británica.

"Nací en la lengua, bebí en la lengua. De niños, nunca hablamos afrikáans (lengua local derivada del neerlandés), solo hablábamos n|uu", explica a la AFP.

En la finca agrícola cercana a Olifantshoek donde trabajaban sus padres, a 150 km del Kalahari, nunca oía hablar n|uu.

Todo lo contrario: "Hablas una lengua fea, vete a casa", recuerda haber escuchado.

"Crecimos en condiciones difíciles. En la granja, mi madre estaba en la cocina, lavaba la ropa, planchaba, restregaba los pisos", añade. Su padre les aconsejaba que no hablaran n|uu en la casa de los patrones blancos, por miedo a que los "mataran", asegura.

Con el tiempo, ella y sus hermanos dejaron de hablar n|uu y solo se comunicaban en afrikáans.

- "Una herida" -

El nǀuu forma parte de la familia de lenguas tuu que se hablaban originalmente en Sudáfrica y Botsuana, pero muchas de las cuales ya se han extinguido, explica Bradley van Sitters, representante del Consejo Pan-Sudafricano de Lenguas (PanSALB).

"Las lenguas de estos pueblos originarios (los san y los khoikhoi) estaban estrictamente prohibidas (...) y se vieron obligados a vivir en un sistema económico dominado por las lenguas coloniales", explica a la AFP.

Según Van Sitter, existen numerosos relatos orales de castigos sufridos por padres que las enseñaban a sus hijos.

Para Esau, la imposibilidad de hablar su lengua materna sigue siendo "una herida". Todavía hay palabras en n|uu para las que no existe equivalente en afrikáans, afirma.

"Era desalentador y sigue siéndolo, ya que soy la única que puede hablar la lengua", confiesa con voz suave.

En su búsqueda por el renacimiento del n|uu, abrió junto con su nieta Claudia Snyman, de 33 años, una escuela, que utiliza caracteres especiales en la escritura para designar sus particulares chasquidos y clic orales.

Ambas también publicaron en 2021 un libro infantil titulado "!Qhoi n|a Tijho" ("La tortuga y el avestruz") y contribuyeron al primer diccionario n|uu, además de trabajar en una aplicación para teléfonos móviles.

"Fue difícil aprender el idioma, pero me esforcé", cuenta Snyman. La primera vez que escuchó hablar n|uu, supo "que iría más allá". "Hacemos todo lo posible para salvar esta lengua", defiende.

Su abuela, que nunca fue a la escuela, recibió en 2023 un título honorífico de la Universidad de Ciudad del Cabo por sus esfuerzos para preservar la lengua n|uu.

Y el gobierno, que la honró con el título de "tesoro humano viviente", la invita regularmente a celebraciones sobre el patrimonio nacional. Pero, a pesar de ello, le cuesta llegar a fin de mes.

Para que la lengua n|uu sobreviva, dice, las autoridades deberían conceder becas y ayudas a quienes trabajan por este objetivo.

"Me alegra que se desviva con todas sus fuerzas por transmitir la lengua", comenta con admiración su hijo, Príncipe Carlos Tities. "Me parte el corazón pensar que algún día ella ya no estará aquí. ¿Qué será entonces de esta lengua?".

(B.Hartmann--BBZ)