Berliner Boersenzeitung - Los criadores de renos de Laponia en guerra contra los parques eólicos

EUR -
AED 4.154705
AFN 80.884476
ALL 97.730562
AMD 440.540606
ANG 2.038675
AOA 1035.010034
ARS 1359.646006
AUD 1.750365
AWG 2.038912
AZN 1.899243
BAM 1.948235
BBD 2.281741
BDT 137.306871
BGN 1.95515
BHD 0.426426
BIF 3314.292917
BMD 1.131158
BND 1.456545
BOB 7.825615
BRL 6.433804
BSD 1.130112
BTN 95.328861
BWP 15.344421
BYN 3.69834
BYR 22170.696643
BZD 2.269986
CAD 1.563424
CDF 3249.816702
CHF 0.930202
CLF 0.027702
CLP 1063.062354
CNY 8.224932
CNH 8.151979
COP 4860.303102
CRC 571.580693
CUC 1.131158
CUP 29.975687
CVE 110.796811
CZK 24.935264
DJF 201.029054
DKK 7.462345
DOP 66.455636
DZD 149.812005
EGP 57.31015
ERN 16.96737
ETB 148.21665
FJD 2.554664
FKP 0.852097
GBP 0.851027
GEL 3.099099
GGP 0.852097
GHS 15.553718
GIP 0.852097
GMD 80.876145
GNF 9790.749862
GTQ 8.703208
GYD 236.431993
HKD 8.767096
HNL 29.240342
HRK 7.532157
HTG 147.646724
HUF 403.340387
IDR 18585.378271
ILS 4.08439
IMP 0.852097
INR 95.26754
IQD 1481.816969
IRR 47635.892889
ISK 146.902991
JEP 0.852097
JMD 179.24404
JOD 0.802331
JPY 162.574484
KES 146.06696
KGS 98.919516
KHR 4531.405667
KMF 491.496821
KPW 1018.042193
KRW 1555.761029
KWD 0.346836
KYD 0.941743
KZT 584.540374
LAK 24444.089618
LBP 101256.944213
LKR 338.525588
LRD 226.022411
LSL 20.852864
LTL 3.340016
LVL 0.684226
LYD 6.170043
MAD 10.425819
MDL 19.46044
MGA 5039.308805
MKD 61.504773
MMK 2374.939281
MNT 4041.616452
MOP 9.021472
MRU 44.856111
MUR 51.365684
MVR 17.431696
MWK 1964.821136
MXN 22.267495
MYR 4.756516
MZN 72.337364
NAD 20.852943
NGN 1816.311943
NIO 41.580981
NOK 11.761091
NPR 152.52578
NZD 1.896975
OMR 0.435496
PAB 1.130112
PEN 4.142859
PGK 4.594782
PHP 62.971428
PKR 318.024996
PLN 4.270035
PYG 9032.927367
QAR 4.11854
RON 4.978792
RSD 117.304124
RUB 91.061541
RWF 1605.113191
SAR 4.242549
SBD 9.465923
SCR 16.079967
SDG 679.261044
SEK 10.937302
SGD 1.460037
SHP 0.888913
SLE 25.733423
SLL 23719.799145
SOS 646.452696
SRD 41.682931
STD 23412.686635
SVC 9.888605
SYP 14707.165404
SZL 20.852849
THB 37.249073
TJS 11.753066
TMT 3.959053
TND 3.391208
TOP 2.649289
TRY 43.685772
TTD 7.676195
TWD 33.001546
TZS 3038.290119
UAH 46.990248
UGX 4132.952762
USD 1.131158
UYU 47.425857
UZS 14637.184369
VES 100.23364
VND 29362.033577
VUV 136.974667
WST 3.14295
XAF 653.419931
XAG 0.034774
XAU 0.000339
XCD 3.057012
XDR 0.816311
XOF 651.546777
XPF 119.331742
YER 276.624134
ZAR 20.663539
ZMK 10181.768909
ZMW 31.162006
ZWL 364.232412
Los criadores de renos de Laponia en guerra contra los parques eólicos
Los criadores de renos de Laponia en guerra contra los parques eólicos

Los criadores de renos de Laponia en guerra contra los parques eólicos

En la cima de una montaña, los hermanos Jama se mueven entre turbinas eólicas que se extienden hasta donde llega la vista, en un terreno que solían utilizar para que sus animales pasten en invierno. Con cambio climático o sin él, para estos criadores de renos las turbinas tienen que desaparecer.

Tamaño del texto:

"Antes, el área era perfecta para nuestros renos. El lugar era inmaculado, no había sufrido la actividad humana. Ahora, todo ha quedado arruinado por años", se lamenta Leif Arne, el más joven de los hermanos, junto a su vehículo todoterreno.

A ambos lados del círculo polar ártico, miembros de la minoría sami del norte de Europa se oponen con vehemencia a los parques eólicos a gran escala y otros proyectos de infraestructura "ecológica", que amenazan sus medios de vida e invaden sus tradiciones ancestrales.

Se trata de la clásica historia de David y Goliat. Y la minoría sami tal vez puede ganar al final.

En un veredicto revolucionario dado a conocer en octubre, la Corte Suprema noruega decidió que dos parques construidos en la península de Fosen (este de Noruega) violaban los derechos de seis familias sami, entre ellas la de los hermanos Jama, y les impedían practicar su cultura, contraviniendo el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas.

Con otras cuatro instalaciones vecinas más pequeñas, Storheia y Roan constituyen el mayor parque eólico terrestre de Europa, con una capacidad total de 1.057 MW, suficiente para suministrar energía a más de 170.000 hogares.

Los 11 jueces de la Corte Suprema declararon inválidos los permisos operacionales y las autorizaciones de expropiación para la construcción de 151 turbinas eólicas. Pero no hicieron ninguna referencia a lo que pasará ahora con la infraestructura.

Para los hermanos Jama, cuya familia se ha dedicado a la cría de renos durante generaciones, no hay duda alguna: "Esas turbinas eólicas deben ser desmanteladas".

Los Jama dicen que el parque eólico Storheia, terminado en 2020, los priva de los tres terrenos de pastoreo de invierno, que usan de manera alternativa.

Los renos son nómadas que se mueven, según la estación del año, en busca de líquenes, su principal fuente de nutrición, especialmente en invierno. Si son perturbados por las turbinas, van a buscar a otra parte.

- Ni un reno a la vista -

Con su lazo atado al hombro, el mayor de los hermanos, John Kristian, observa con sus binoculares el vasto horizonte cubierto de nieve.

Ni un reno a la vista.

"Es imposible para el reno venir aquí ahora, con todas las perturbaciones provocadas por el giro permanente de las turbinas, que los asustan. Y además hacen mucho ruido", dice.

"También hay estacionamientos, carreteras, cruces de caminos... La naturaleza ha sido destruida completamente aquí. Ya no quedan más que rocas y guijarros", añade.

Antes de la decisión de la Corte Suprema, un tribunal inferior había recomendado que la pérdida de terreno podía ser compensada financieramente para que los criadores pudiesen comprar forraje para sus animales.

Ellos rechazaron totalmente esa opción.

"Los renos deben encontrar ellos mismos su alimento. Si se les suministra, ya no será un pastoreo tradicional", dice Leif Arne.

Si no se hace nada, la falta de tierras de pastoreo significa que la familia Jama tendrá que reducir el tamaño de su rebaño, cuya exacta magnitud no revelan públicamente porque "sería como difundir en la radio cuánto dinero tiene uno en el banco".

A los 55 años, Leif Arne lucha ahora para llegar a fin de mes con sus ingresos.

Dijo al tribunal que su negocio dio un beneficio de unas 300.000 coronas (30.000 euros, 34.000 dólares) en 2018.

Reducir el rebaño amenaza la viabilidad de su trabajo.

Mientras tanto, las turbinas eólicas siguen girando a pesar de la decisión judicial.

"Tomamos la decisión de la Corte Suprema muy en serio (...) Nosotros por supuesto queremos rectificar la situación", afirma Torbjorn Steen, portavoz de Fosen Vind, el consorcio que opera la mayor parte de los parques eólicos.

"El siguiente paso es definir las condiciones de operación que garanticen que podemos hacer funcionar las turbinas sin perjudicar los derechos de los criadores o amenazar su rebaño. La prioridad para nosotros es dialogar con los criadores", señala.

- Dilema dantesco -

El Estado noruego, principal accionista del criticado proyecto a través del grupo energético estatal Statkraft, se encuentra en aprietos.

¿Cómo hace para respetar la decisión legal y proteger los derechos de los sami sin comprometer sus enormes intereses económicos ni atrasar aún más su transición verde?

Las seis plantas eólicas tienen un valor de más de 1.000 millones de euros (unos 1.130 millones de dólares).

Storheia y Roan produjeron más de 20% de la energía eólica producida en Noruega en 2020, según Fosen Vind.

De momento, el ministerio de Petróleo y Energía, que otorgó las concesiones, ha dicho que se necesita más información.

"No hemos decidido si las instalaciones pueden permanecer parcial o totalmente", dijo a AFP la ministra Marte Mjos Persen.

Esto ha provocado frustración en los sami, que ven el retraso como una maniobra dilatoria que permite seguir operando las turbinas, o incluso como una forma de evadir el veredicto.

"El Estado debe reconocer que se han cometido errores graves los últimos 20 años, y lo puede hacer pidiendo disculpas", comentó Silje Karine Muotka, presidenta del Sameting, el parlamento de los sami noruegos.

"Y tiene que seguir con acciones concretas: el permiso de operación debe ser cancelado, las turbinas deben ser desmanteladas y la zona tiene que ser restaurada, replantada y devuelta a los criadores", declaró a AFP.

Cada día que pasa, Sissel Stormo Holtan, una criadora de 40 años, pierde un poco más de fe en el sistema legal.

Esta mujer se enfrentó al parque eólico Roan y ganó, o al menos eso creyó.

"Nada ha cambiado pese a que ganamos. Es extraño, como comenzar una nueva pelea otra vez, y es injusto", lamenta mientras lanza puñados de liquen a un joven reno huérfano que ha domesticado.

Sissel dice estar cansada de escuchar a las autoridades hablar de un "proceso" largo.

"Cuanto antes las quiten, más pronto podremos volver a usar la zona", indica, aunque admite que "no me veo a mí misma usando el área. Tal vez mi hija o mis nietos la puedan usar".

- Derecho de veto -

Los sami --antes conocidos como los lapones, un término ahora considerado peyorativo-- son una minoría indígena de unas 100.000 personas que tradicionalmente han vivido de la ganadería con los renos y de la pesca.

Establecidos en áreas del norte de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, la comunidad tiene un pasado doloroso.

Fueron sometidos a brutales esfuerzos de asimilación en el siglo XX, y la tierra que han trabajado durante generaciones tiene actualmente proyectos de energía, minería y turismo.

Antes de Storheia y Roan, otros parques eólicos fueron construidos en "sus" tierras, y otros están en construcción o planeados.

Como Quijotes modernos, los sami se enfrentan a los molinos de viento. El Consejo Parlamentario Sami, que agrupa a sus parlamentos comunitarios de Noruega, Suecia y Finlandia, exige alguna forma de derecho de veto para proyectos futuros.

Cualquier planta eólica deberá ser aprobada por los pobladores locales sami y sus autoridades electas o será suspendida, indicó una declaración adoptada en enero de 2021.

Tras reconocer que "el cambio climático es un tema serio que impacta a la sociedad sami", el consejo sostuvo que "las medidas adoptadas para limitar el cambio climático no deben tener un impacto negativo sobre la cultura y condiciones de vida de los pueblos indígenas".

Según muchos observadores, la decisión de la Corte Suprema de Noruega podría marcar un precedente legal que afectará a otros proyectos de infraestructura en territorios sami de ese país y sus vecinos.

"Otras empresas deberán pensarlo dos veces antes de iniciar un proyecto sin verificar primero su legalidad en los tribunales", anticipó Susanne Normann, investigadora del Centro para el Desarrollo y el Medio Ambiente de la Universidad de Oslo.

El tema repercute en toda la región nórdica.

En Finlandia, que aspira a convertirse en líder mundial en la producción de baterías eléctricas, los proyectos mineros preocupan a los sami.

Actualmente tienen en la mira dos permisos de prospección otorgados en la tundra cerca de la aldea noroccidental de Enontekio, una región conocida por sus impresionantes parajes y que se considera rica en depósitos minerales.

Alarmados por el daño ambiental que la minería ha causado en otras partes de Finlandia, los sami recogieron más de 37.000 firmas en 2020 para apoyar una petición de protesta contra las autoridades por no haber consultado a los pobladores locales ni haber realizado estudios de impacto sobre el pastoreo de renos.

- "Doble castigo" -

Instalados principalmente en el Ártico, una región que se calienta tres veces más rápido que el resto del planeta, los sami son testigos de primera mano del cambio climático.

"Quienes hemos vivido y trabajado aquí toda nuestra vida vemos cómo la vegetación cambia, la línea de árboles se mueve, el permafrost se derrite. Vemos nuevas especies de insectos y plantas", afirma Matti Blind Berg, un criador de renos cerca de Kiruna, en el norte de Suecia.

Las temperaturas suben y bajan de manera brusca ahora, alternando períodos de frío y deshielo que forman capas gruesas de hielo en el suelo, lo que impide a los renos alcanzar el liquen que suelen excavar bajo la nieve con sus patas.

Esto también ha desatado la rivalidad entre los criadores por los terrenos para pastar.

En ese contexto a veces explosivo, el uso de la tierra enfrenta una enorme presión de los parques eólicos, los depósitos de cobre y minerales de tierra rara --todos muy cotizados ahora que el mundo se vuelca a la energía eléctrica-- y los bosques plantados para obtener biocombustibles.

"Entiendo perfectamente que necesitamos una transición verde, soy el primero en apoyarlo", insiste Blind Berg. "Pero me parece extraño, por decir lo menos, que una transición verde deba hacerse a expensas de la naturaleza".

Para Susanne Normann, el cambio climático es un "doble castigo para los pueblos indígenas".

"No solo están entre los pueblos más expuestos al cambio climático, sino que además deben pagar el precio en forma de parques eólicos y represas hidroeléctricas en sus territorios en nombre de la lucha contra el calentamiento global", afirmó.

"¿Dónde está la justicia, cuando sabemos que ellos son muy poco responsables del problema?", cuestionó.

(T.Burkhard--BBZ)