Berliner Boersenzeitung - ¿Europa se rinde ante Moscú?

EUR -
AED 4.278661
AFN 76.972265
ALL 96.540713
AMD 443.663031
ANG 2.085508
AOA 1068.353542
ARS 1670.714664
AUD 1.756079
AWG 2.097095
AZN 1.970474
BAM 1.955612
BBD 2.345474
BDT 142.476293
BGN 1.955656
BHD 0.439209
BIF 3440.768991
BMD 1.165053
BND 1.508555
BOB 8.047226
BRL 6.31668
BSD 1.164488
BTN 104.703275
BWP 15.471512
BYN 3.347964
BYR 22835.037223
BZD 2.342065
CAD 1.608688
CDF 2600.397817
CHF 0.938578
CLF 0.027417
CLP 1075.580909
CNY 8.23704
CNH 8.2328
COP 4467.977946
CRC 568.845276
CUC 1.165053
CUP 30.873902
CVE 110.25534
CZK 24.258501
DJF 207.370051
DKK 7.469055
DOP 74.53283
DZD 151.520976
EGP 55.366828
ERN 17.475794
ETB 180.628723
FJD 2.628245
FKP 0.873824
GBP 0.874867
GEL 3.139789
GGP 0.873824
GHS 13.246669
GIP 0.873824
GMD 85.048888
GNF 10118.983106
GTQ 8.920257
GYD 243.635516
HKD 9.064467
HNL 30.671049
HRK 7.532648
HTG 152.445334
HUF 383.361244
IDR 19448.519649
ILS 3.735515
IMP 0.873824
INR 104.913948
IQD 1525.546692
IRR 49063.33837
ISK 148.823543
JEP 0.873824
JMD 186.392069
JOD 0.82602
JPY 181.306736
KES 150.583249
KGS 101.883998
KHR 4662.551453
KMF 491.652703
KPW 1048.547475
KRW 1708.981376
KWD 0.357764
KYD 0.970502
KZT 588.920817
LAK 25252.462287
LBP 104282.820234
LKR 359.193903
LRD 204.962921
LSL 19.736317
LTL 3.440098
LVL 0.704729
LYD 6.330391
MAD 10.755665
MDL 19.814009
MGA 5194.500278
MKD 61.568832
MMK 2446.644943
MNT 4133.578153
MOP 9.338262
MRU 46.438533
MUR 53.732545
MVR 17.936903
MWK 2019.305739
MXN 21.199973
MYR 4.791898
MZN 74.458323
NAD 19.736317
NGN 1690.43337
NIO 42.855693
NOK 11.792101
NPR 167.522884
NZD 2.016375
OMR 0.447959
PAB 1.164588
PEN 3.914423
PGK 4.941503
PHP 68.846439
PKR 326.474692
PLN 4.229655
PYG 8009.229496
QAR 4.244746
RON 5.08965
RSD 117.407045
RUB 89.299023
RWF 1694.337001
SAR 4.373105
SBD 9.589075
SCR 15.747417
SDG 700.782152
SEK 10.960066
SGD 1.51073
SHP 0.874091
SLE 27.666933
SLL 24430.575028
SOS 664.33609
SRD 45.004845
STD 24114.243202
STN 24.497538
SVC 10.189976
SYP 12881.793236
SZL 19.721103
THB 37.106778
TJS 10.68471
TMT 4.089336
TND 3.416115
TOP 2.805168
TRY 49.587915
TTD 7.89502
TWD 36.254936
TZS 2857.291024
UAH 48.888497
UGX 4119.586008
USD 1.165053
UYU 45.546205
UZS 13931.71953
VES 296.566475
VND 30710.794959
VUV 141.953636
WST 3.248878
XAF 655.893902
XAG 0.019938
XAU 0.000277
XCD 3.148613
XCG 2.098789
XDR 0.815722
XOF 655.893902
XPF 119.331742
YER 277.923824
ZAR 19.779921
ZMK 10486.868965
ZMW 26.92341
ZWL 375.146565

¿Europa se rinde ante Moscú?




A medida que la guerra en Ucrania entra en su cuarto año, la pregunta vuelve con fuerza: ¿está Europa bajando los brazos mientras Washington, bajo el mandato de Donald Trump, empuja a Kyiv hacia un acuerdo que favorezca a Moscú? La respuesta corta es no; la larga exige distinguir entre retórica política, maniobra diplomática y hechos verificables sobre financiación, armamento y garantías de seguridad.

Un péndulo en Washington, un ancla en Bruselas
En Estados Unidos, el discurso ha oscilado entre promesas de “acabar la guerra” mediante una cumbre rápida y señales de impaciencia por la falta de avances. La Casa Blanca afirma trabajar en “garantías de seguridad” para Ucrania, y a la vez condiciona pasos clave a un proceso de negociaciones que el Kremlin no ha aceptado formalmente. Este doble movimiento crea un marco de presión: si no hay diálogo, se revisa el apoyo; si lo hay, se modula la ayuda militar, sobre todo en el uso de misiles de largo alcance. Para Kyiv, la prioridad sigue siendo evitar un “alto el fuego congelado” que legitime ocupación y desgaste.

Europa, por su parte, ha pasado de un enfoque reactivo a uno estructural. El “Ukraine Facility” para 2024-2027 asegura financiación estable por decenas de miles de millones de euros, mientras que los beneficios extraordinarios generados por activos rusos inmovilizados se canalizan para sostener a Ucrania y respaldar préstamos del G7. Más allá del dinero, la UE ha impulsado su base industrial de defensa con un objetivo claro: que la munición y los sistemas críticos salgan de fábricas europeas, con ritmos de producción mucho mayores que en 2022.

El músculo industrial europeo ya no es promesa, es capacidad
La escasez de proyectiles de 155 mm marcó 2023. En 2025, la producción europea —impulsada por el programa ASAP y acuerdos bilaterales— se acerca a umbrales que hace dos años parecían inalcanzables. A ello se suma una cadena de anuncios coordinados: sistemas Patriot, radares y cofinanciaciones que refuerzan la defensa aérea ucraniana. Cada batería adicional no solo salva vidas en ciudades y centrales eléctricas, sino que también protege la industria de drones y municiones que Ucrania ha levantado bajo fuego.

Este viraje industrial tiene una lectura política: Europa se prepara para un conflicto largo, independientemente de quién ocupe la Casa Blanca. Si Washington bascula, Bruselas y varias capitales han decidido que su seguridad —energética, económica y territorial— se juega en el Dniéper. Eso no es rendición; es asumir costos y riesgos para sostener a un socio en guerra.

Diplomacia de cumbres: entre la foto y el resultado
Las señales desde Washington hablan de contactos de alto nivel con Moscú y deseos de una reunión directa Zelenski-Putin. Pero el Kremlin ha evitado dar el paso que Kyiv y sus aliados consideran indispensable: reconocer las fronteras internacionalmente aceptadas y retirar tropas. Mientras no haya compromisos verificables, la “paz rápida” corre el riesgo de ser un alto el fuego con líneas de frente congeladas que Rusia pueda rearmar a su conveniencia.

Europa observa ese tablero con escepticismo pragmático. Nadie descarta la diplomacia; lo que se descarta es una paz que legitime la conquista. Por eso, las garantías de seguridad que se discuten —defensa aérea, financiación plurianual, producción de munición y entrenamiento— buscan asegurar que cualquier negociación no nazca viciada por la asimetría militar.

Campo de batalla y escalada a distancia
Sobre el terreno, el patrón es conocido: ataques rusos con misiles y drones contra infraestructura civil y militar ucraniana; golpes ucranianos de largo alcance sobre depósitos de combustible, aeródromos y, últimamente, instalaciones en territorios rusos, con polémica alrededor de objetivos sensibles como centrales energéticas. La dimensión aérea —Patriot, Iris-T, NASAMS, Gepard— sigue siendo decisiva: cada mejora en la cobertura reduce el coste económico y humano de la defensa y da margen a la industria ucraniana para producir y reparar.

¿“Entregar” Ucrania? Las líneas rojas
¿Existe riesgo de que Washington presione por concesiones territoriales? Hay indicios de debates internos y mensajes ambiguos, pero también compromisos públicos de apoyo a la seguridad ucraniana. En paralelo, los europeos han blindado mecanismos financieros y de producción que no dependen de un solo ciclo político estadounidense. La tesis de la “entrega” presupone tres condiciones a la vez: un viraje brusco en la política de EE. UU., la aceptación europea de ese viraje y la voluntad de Kyiv de firmar un acuerdo desventajoso. Hoy, ninguna de las tres está plenamente presente.

Lo que viene
A corto plazo, cabe esperar más diplomacia visible —enviados especiales, calendarios de “dos semanas”, propuestas de alto el fuego— y, en paralelo, más entregas de defensa aérea y munición. A medio plazo, la cuestión es si el frente se estabiliza sin legitimar la ocupación. Si la industria europea sostiene el esfuerzo ucraniano y las garantías de seguridad se concretan, un acuerdo negociado podría, por primera vez, ser algo más que una foto. Si no, la guerra seguirá como hasta ahora: a cámara lenta, pero implacable.

Conclusión
Europa no se rinde: financia, produce y blinda su apoyo. La administración Trump busca una salida “rápida”, pero sin concesiones verificables de Moscú la paz sería papel mojado. Entre la prisa de las cumbres y la paciencia de las fábricas, la balanza —por ahora— se inclina hacia la persistencia europea y la resiliencia ucraniana.