Berliner Boersenzeitung - Trump avala Submarino Nuclear

EUR -
AED 4.272323
AFN 76.901107
ALL 96.34399
AMD 443.867208
ANG 2.08242
AOA 1066.771894
ARS 1668.20484
AUD 1.756258
AWG 2.09399
AZN 1.976567
BAM 1.953034
BBD 2.343182
BDT 142.218617
BGN 1.952761
BHD 0.438569
BIF 3436.648432
BMD 1.163328
BND 1.50867
BOB 8.067611
BRL 6.323501
BSD 1.163353
BTN 104.720165
BWP 15.477151
BYN 3.36455
BYR 22801.223172
BZD 2.339797
CAD 1.608062
CDF 2596.547997
CHF 0.938672
CLF 0.02742
CLP 1075.670733
CNY 8.224839
CNH 8.22457
COP 4457.231965
CRC 568.095569
CUC 1.163328
CUP 30.828184
CVE 110.109084
CZK 24.283648
DJF 207.167538
DKK 7.468866
DOP 74.584388
DZD 151.309343
EGP 55.258182
ERN 17.449916
ETB 180.850491
FJD 2.626099
FKP 0.87253
GBP 0.87349
GEL 3.135191
GGP 0.87253
GHS 13.291237
GIP 0.87253
GMD 84.92322
GNF 10112.680313
GTQ 8.911381
GYD 243.396394
HKD 9.050992
HNL 30.640612
HRK 7.528124
HTG 152.324307
HUF 383.718951
IDR 19418.266183
ILS 3.747236
IMP 0.87253
INR 104.815303
IQD 1524.041937
IRR 48990.628525
ISK 148.78808
JEP 0.87253
JMD 186.505905
JOD 0.824836
JPY 181.307536
KES 150.3603
KGS 101.733296
KHR 4657.425043
KMF 490.924645
KPW 1046.994789
KRW 1708.078917
KWD 0.357293
KYD 0.969531
KZT 594.478211
LAK 25230.381892
LBP 104180.926226
LKR 358.991663
LRD 205.340118
LSL 19.754527
LTL 3.435004
LVL 0.703685
LYD 6.322048
MAD 10.747082
MDL 19.725154
MGA 5187.676479
MKD 61.55284
MMK 2443.021959
MNT 4127.457164
MOP 9.323298
MRU 46.395304
MUR 53.652889
MVR 17.913837
MWK 2017.352074
MXN 21.202066
MYR 4.784783
MZN 74.34859
NAD 19.754527
NGN 1688.476823
NIO 42.809381
NOK 11.789849
NPR 167.552464
NZD 2.016495
OMR 0.447293
PAB 1.163358
PEN 3.913259
PGK 4.937009
PHP 68.818402
PKR 328.799615
PLN 4.234408
PYG 8000.670946
QAR 4.240495
RON 5.088162
RSD 117.389042
RUB 89.045059
RWF 1692.70311
SAR 4.366162
SBD 9.574876
SCR 17.313484
SDG 699.740757
SEK 10.956657
SGD 1.509627
SHP 0.872797
SLE 27.567156
SLL 24394.39831
SOS 663.663097
SRD 44.973043
STD 24078.534907
STN 24.465357
SVC 10.179586
SYP 12862.717918
SZL 19.749035
THB 37.12993
TJS 10.673985
TMT 4.08328
TND 3.417261
TOP 2.801014
TRY 49.504016
TTD 7.881873
TWD 36.263833
TZS 2850.153307
UAH 49.045052
UGX 4116.171448
USD 1.163328
UYU 45.445648
UZS 13949.247684
VES 296.12732
VND 30665.318511
VUV 141.743431
WST 3.244067
XAF 655.032281
XAG 0.020154
XAU 0.000278
XCD 3.143951
XCG 2.096731
XDR 0.814514
XOF 655.02947
XPF 119.331742
YER 277.511843
ZAR 19.815368
ZMK 10471.343142
ZMW 26.903021
ZWL 374.591049

Trump avala Submarino Nuclear




El 29 de octubre de 2025, en la ciudad surcoreana de Gyeongju, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió con su homólogo surcoreano Lee Jae‑myung durante la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica de Asia‑Pacífico (APEC). Tras semanas de negociaciones comerciales y de seguridad, ambos mandatarios anunciaron un amplio acuerdo que, entre otras cosas, reduce los aranceles estadounidenses a los productos surcoreanos y compromete a Seúl a realizar inversiones masivas en territorio estadounidense. Pero la noticia que más sorprendió a la región fue la autorización de Washington para que Corea del Sur pueda construir un submarino de propulsión nuclear.

Una decisión que rompe precedentes
Donald Trump comunicó públicamente que ha dado luz verde a Corea del Sur para pasar de los antiguos submarinos diésel a una nave impulsada por reactor nuclear. Según explicó en su red social, la embarcación se construirá en los astilleros de Filadelfia, propiedad del grupo surcoreano Hanwha Ocean, adquirido por esa compañía en 2024. Desde el punto de vista del mandatario, fabricar el submarino en Estados Unidos permitirá revitalizar la industria naval estadounidense y reforzar la alianza con Seúl. Además, Trump afirmó que el gobierno surcoreano se comprometió a comprar grandes cantidades de petróleo y gas a Estados Unidos y a realizar inversiones por 150 000 millones de dólares en el sector naval estadounidense y otros 200 000 millones en distintos sectores industriales.

Esta autorización es histórica porque, desde la década de 1950, Estados Unidos ha compartido su tecnología de propulsión nuclear sólo con el Reino Unido. Con ella, Corea del Sur se incorporaría al reducido grupo de países capaces de operar submarinos de propulsión nuclear, junto a Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y la India. A diferencia de los proyectos de la alianza AUKUS, que suministra reactores a Australia, la propuesta surcoreana contempla un único submarino y excluye la incorporación de armamento nuclear; la solicitud de Seúl se centra en emplear combustible enriquecido para mejorar autonomía y capacidades de seguimiento submarino.

Detalles del acuerdo comercial y las inversiones
El pacto alcanzado durante la visita de Trump contempla la reducción de los aranceles estadounidenses a productos surcoreanos al 15 % desde el 25 %, a cambio de que Seúl financie 350 000 millones de dólares en inversiones y compras. De ese total, 150 000 millones se destinarán específicamente al sector naval estadounidense en un plazo de varios años, y los 200 000 millones restantes irán a otros sectores clave, con un límite de 20 000 millones de dólares por año para evitar una desestabilización de la moneda surcoreana. Además, las inversiones de empresas surcoreanas en Estados Unidos superarán los 600 000 millones de dólares e incluirán la compra de equipamiento militar por valor de 25 000 millones para 2030. El acuerdo comercial también excluye los semiconductores, pero ambos gobiernos aseguran que las condiciones para esos productos no serán peores que las concedidas a Taiwán.

Reacciones y debate regional
La decisión de Washington generó reacciones inmediatas en Asia oriental. Corea del Norte, que en los últimos años ha desarrollado submarinos experimentales de propulsión nuclear y mantiene un programa de armas estratégicas, vio en la autorización una amenaza a su posición militar. China, por su parte, instó a Estados Unidos y Corea del Sur a respetar los compromisos de no proliferación nuclear y a no desestabilizar la región. Mientras tanto, el ministro de Defensa japonés, Shinjiro Koizumi, manifestó que Tokio debe debatir la posibilidad de incorporar submarinos de propulsión nuclear en su flota. Japón opera actualmente submarinos diésel‑eléctricos de la clase Taigei y su legislación limita el uso militar de la energía atómica, por lo que un viraje hacia reactores nucleares implicaría cambios legales y grandes inversiones. Sin embargo, el avance chino en este campo y las ambiciones norcoreanas han reactivado el debate político en Tokio.

Dentro de Corea del Sur, algunos legisladores y expertos cuestionan la necesidad y el costo del proyecto. Observan que el astillero de Filadelfia carece de experiencia en la construcción de submarinos de guerra y que, aunque la industria surcoreana posee tecnología avanzada, desarrollar un reactor naval puede llevar casi una década. Además, las disposiciones del Acuerdo 123 sobre energía atómica, vigente entre Estados Unidos y Corea del Sur, prohíben a Seúl enriquecer uranio o reprocesar combustible con fines militares. Para operar un submarino nuclear, Seúl depende de la cooperación estadounidense tanto para el suministro de combustible como para transferir la tecnología necesaria.

Organizaciones de control de armas también advirtieron que un submarino nuclear surcoreano podría abrir la puerta al uso de uranio altamente enriquecido con fines militares, lo que exigiría nuevas salvaguardias por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica. Los defensores del proyecto replican que un submarino de propulsión nuclear tiene mayor autonomía y capacidad de vigilancia que uno diésel‑eléctrico, por lo que podría vigilar mejor la península coreana e incluso liberar recursos de la Marina estadounidense en la región.

Contexto internacional y significado estratégico
La autorización de Donald Trump llega en un momento de crecientes tensiones en el Indo‑Pacífico. China ha modernizado su flota de submarinos nucleares y expande su presencia en el Mar de China Meridional. Corea del Norte ha anunciado planes para construir un submarino nuclear táctico y ha profundizado sus vínculos militares con Rusia. Por su parte, Estados Unidos busca reforzar la disuasión extendida en la región y preservar su influencia frente al auge chino. La decisión de permitir un submarino nuclear surcoreano puede interpretarse como un mensaje político a Pekín y como una herramienta para fortalecer la alianza Seúl‑Washington. No obstante, expertos señalan que la medida también comercializa la relación, pues condiciona la cooperación de seguridad a fuertes compromisos económicos por parte de Corea del Sur.

En paralelo a la autorización, Trump anunció su intención de reanudar las pruebas de armas nucleares, suspendidas desde 1992. Este anuncio ha generado inquietud en la comunidad internacional y se interpreta como parte de una estrategia de presión sobre otras potencias que han probado misiles de crucero de alcance casi ilimitado. La conjunción de ambos anuncios –la autorización para el submarino surcoreano y el retorno de las pruebas nucleares estadounidenses– marca un giro significativo en la política de seguridad de Washington y subraya el regreso de la competición nuclear como eje de la geopolítica mundial.

Perspectivas
Aunque la autorización estadounidense permite a Corea del Sur embarcarse en la construcción de su primer submarino de propulsión nuclear, el proyecto sigue rodeado de incógnitas. Se necesitan acuerdos precisos sobre el suministro y el tipo de combustible, la participación de la industria surcoreana, los costos y los plazos de construcción. Igualmente, cualquier avance requerirá la aceptación de los parlamentos y la opinión pública en ambos países. Corea del Sur deberá equilibrar su deseo de mayor autonomía defensiva con las obligaciones de no proliferación y con las preocupaciones de sus vecinos.

En definitiva, la luz verde de Donald Trump a Corea del Sur para construir un submarino de propulsión nuclear constituye un hecho sin precedentes que reconfigura la seguridad en Asia oriental. Refuerza la alianza bilateral a través de un intercambio de inversiones y tecnología, pero también suscita debates sobre la proliferación nuclear, la competencia con China y el costo político y económico de la disuasión en el siglo XXI.