Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.27626
AFN 82.290251
ALL 98.303168
AMD 448.638164
ANG 2.083865
AOA 1066.604825
ARS 1385.637317
AUD 1.789757
AWG 2.09886
AZN 1.978927
BAM 1.961867
BBD 2.350148
BDT 142.355972
BGN 1.955991
BHD 0.43921
BIF 3466.642319
BMD 1.164416
BND 1.490556
BOB 8.042042
BRL 6.456665
BSD 1.163879
BTN 100.185649
BWP 15.539322
BYN 3.808887
BYR 22822.555101
BZD 2.337889
CAD 1.598778
CDF 3350.024523
CHF 0.937588
CLF 0.028401
CLP 1089.870477
CNY 8.350785
CNH 8.352875
COP 4728.961503
CRC 588.559526
CUC 1.164416
CUP 30.857026
CVE 110.603729
CZK 24.734351
DJF 206.940202
DKK 7.460822
DOP 68.883028
DZD 151.051543
EGP 58.096553
ERN 17.466241
ETB 159.8237
FJD 2.616734
FKP 0.855258
GBP 0.853104
GEL 3.167277
GGP 0.855258
GHS 12.046012
GIP 0.855258
GMD 83.258868
GNF 10082.879271
GTQ 8.95342
GYD 243.495851
HKD 9.140602
HNL 30.407037
HRK 7.536567
HTG 152.652092
HUF 400.753002
IDR 18972.588006
ILS 3.965733
IMP 0.855258
INR 100.124764
IQD 1524.815649
IRR 49021.917103
ISK 142.198525
JEP 0.855258
JMD 186.24037
JOD 0.825547
JPY 169.256611
KES 150.446455
KGS 101.574224
KHR 4665.949074
KMF 494.299056
KPW 1047.931312
KRW 1584.542185
KWD 0.355938
KYD 0.969891
KZT 603.763126
LAK 25086.998761
LBP 104244.744561
LKR 349.269654
LRD 232.773889
LSL 20.695782
LTL 3.438218
LVL 0.704344
LYD 6.303304
MAD 10.600565
MDL 19.832119
MGA 5165.442333
MKD 61.600708
MMK 2444.817629
MNT 4172.747406
MOP 9.410653
MRU 46.228577
MUR 52.840624
MVR 17.937818
MWK 2018.115921
MXN 22.017013
MYR 4.935378
MZN 74.475919
NAD 20.696406
NGN 1805.778374
NIO 42.832464
NOK 11.807028
NPR 160.313409
NZD 1.930608
OMR 0.447717
PAB 1.163879
PEN 4.165883
PGK 4.798696
PHP 66.138253
PKR 331.551792
PLN 4.24963
PYG 9292.738751
QAR 4.245101
RON 5.059407
RSD 117.19504
RUB 91.377207
RWF 1680.609829
SAR 4.367142
SBD 9.719836
SCR 16.508008
SDG 699.228786
SEK 11.06859
SGD 1.489282
SHP 0.915048
SLE 26.141309
SLL 24417.227184
SOS 665.251646
SRD 44.090034
STD 24101.061838
SVC 10.18419
SYP 15139.818681
SZL 20.684904
THB 37.930851
TJS 11.51633
TMT 4.075456
TND 3.427299
TOP 2.727175
TRY 46.271219
TTD 7.916667
TWD 34.296652
TZS 3085.702948
UAH 48.446871
UGX 4181.897033
USD 1.164416
UYU 47.044075
UZS 14498.402008
VES 122.637361
VND 30455.302483
VUV 140.313538
WST 3.214888
XAF 657.923894
XAG 0.032133
XAU 0.00035
XCD 3.146893
XDR 0.818987
XOF 657.972069
XPF 119.331742
YER 282.545872
ZAR 20.674271
ZMK 10481.148816
ZMW 27.292592
ZWL 374.941502

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.