Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.313974
AFN 80.547575
ALL 97.43497
AMD 449.730626
ANG 2.102304
AOA 1077.171309
ARS 1492.791928
AUD 1.764032
AWG 2.116753
AZN 1.997541
BAM 1.955498
BBD 2.367735
BDT 143.357886
BGN 1.958425
BHD 0.442032
BIF 3495.360819
BMD 1.174669
BND 1.502568
BOB 8.10275
BRL 6.532918
BSD 1.172619
BTN 101.493344
BWP 15.744571
BYN 3.837608
BYR 23023.508484
BZD 2.355537
CAD 1.60865
CDF 3393.618188
CHF 0.926898
CLF 0.028411
CLP 1114.548074
CNY 8.403552
CNH 8.419421
COP 4775.56334
CRC 592.408617
CUC 1.174669
CUP 31.128723
CVE 110.247994
CZK 24.570488
DJF 208.817789
DKK 7.463499
DOP 71.149025
DZD 152.157529
EGP 57.684102
ERN 17.620032
ETB 163.190927
FJD 2.634488
FKP 0.873886
GBP 0.867394
GEL 3.183454
GGP 0.873886
GHS 12.25411
GIP 0.873886
GMD 84.575738
GNF 10176.430224
GTQ 9.000612
GYD 245.342154
HKD 9.220684
HNL 30.706263
HRK 7.537609
HTG 153.886262
HUF 396.849551
IDR 19217.346638
ILS 3.939604
IMP 0.873886
INR 101.616249
IQD 1536.163038
IRR 49468.241835
ISK 142.276027
JEP 0.873886
JMD 187.051146
JOD 0.832875
JPY 173.446916
KES 151.506629
KGS 102.547076
KHR 4697.275417
KMF 491.578229
KPW 1057.20192
KRW 1624.960429
KWD 0.358662
KYD 0.977249
KZT 639.00143
LAK 25279.100545
LBP 105069.992316
LKR 353.815422
LRD 235.113732
LSL 20.81239
LTL 3.468492
LVL 0.710545
LYD 6.330024
MAD 10.545173
MDL 19.723957
MGA 5179.201077
MKD 61.550505
MMK 2466.138379
MNT 4214.431849
MOP 9.481137
MRU 46.800781
MUR 53.341668
MVR 18.087317
MWK 2033.386338
MXN 21.791575
MYR 4.958862
MZN 75.131774
NAD 20.81239
NGN 1799.510455
NIO 43.153343
NOK 11.939521
NPR 162.388951
NZD 1.952023
OMR 0.45182
PAB 1.172619
PEN 4.153359
PGK 4.86025
PHP 67.131949
PKR 332.30154
PLN 4.249145
PYG 8783.645069
QAR 4.274541
RON 5.067644
RSD 117.131932
RUB 93.035649
RWF 1695.03853
SAR 4.407248
SBD 9.732243
SCR 16.618437
SDG 705.386032
SEK 11.18223
SGD 1.503814
SHP 0.923105
SLE 26.958871
SLL 24632.222042
SOS 670.196618
SRD 43.06747
STD 24313.272517
STN 24.496221
SVC 10.260417
SYP 15272.795461
SZL 20.804791
THB 38.023791
TJS 11.198873
TMT 4.123087
TND 3.423472
TOP 2.751192
TRY 47.660231
TTD 7.97377
TWD 34.632522
TZS 3004.93647
UAH 49.031737
UGX 4204.351453
USD 1.174669
UYU 46.972754
UZS 14837.711193
VES 141.281409
VND 30711.715781
VUV 139.313268
WST 3.217404
XAF 655.85583
XAG 0.030777
XAU 0.000352
XCD 3.174601
XCG 2.113374
XDR 0.815674
XOF 655.85583
XPF 119.331742
YER 283.035904
ZAR 20.886665
ZMK 10573.453177
ZMW 27.351781
ZWL 378.242874

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.