Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.143728
AFN 78.971414
ALL 97.825774
AMD 433.709746
ANG 2.019044
AOA 1035.083286
ARS 1281.309521
AUD 1.758987
AWG 2.032098
AZN 1.930339
BAM 1.951751
BBD 2.27528
BDT 137.255284
BGN 1.956889
BHD 0.425377
BIF 3311.713093
BMD 1.12816
BND 1.455761
BOB 7.78702
BRL 6.450247
BSD 1.126862
BTN 96.845109
BWP 15.207118
BYN 3.68775
BYR 22111.932084
BZD 2.263455
CAD 1.562998
CDF 3232.177811
CHF 0.935806
CLF 0.027715
CLP 1063.561461
CNY 8.127603
CNH 8.128047
COP 4714.861845
CRC 572.711994
CUC 1.12816
CUP 29.896235
CVE 110.036745
CZK 24.903788
DJF 200.496549
DKK 7.460297
DOP 66.512031
DZD 149.64387
EGP 56.273628
ERN 16.922397
ETB 152.682453
FJD 2.558836
FKP 0.83911
GBP 0.841015
GEL 3.090823
GGP 0.83911
GHS 13.127478
GIP 0.83911
GMD 81.227518
GNF 9761.750699
GTQ 8.650057
GYD 235.755735
HKD 8.830051
HNL 29.331913
HRK 7.535209
HTG 147.454128
HUF 403.226613
IDR 18460.304442
ILS 4.05658
IMP 0.83911
INR 96.990211
IQD 1476.237764
IRR 47523.731982
ISK 144.810896
JEP 0.83911
JMD 179.068549
JOD 0.799859
JPY 162.544132
KES 145.761401
KGS 98.658099
KHR 4510.743092
KMF 490.184288
KPW 1015.378283
KRW 1559.523281
KWD 0.346334
KYD 0.939031
KZT 570.736093
LAK 24357.150859
LBP 100969.0921
LKR 337.330259
LRD 225.367514
LSL 20.316856
LTL 3.331162
LVL 0.682413
LYD 6.15623
MAD 10.411104
MDL 19.568408
MGA 5064.382465
MKD 61.533171
MMK 2368.970695
MNT 4035.399273
MOP 9.083357
MRU 44.612458
MUR 51.274395
MVR 17.441044
MWK 1953.903619
MXN 21.785213
MYR 4.822873
MZN 72.100706
NAD 20.316856
NGN 1793.932373
NIO 41.463989
NOK 11.515014
NPR 154.949147
NZD 1.91227
OMR 0.434308
PAB 1.126848
PEN 4.144503
PGK 4.619418
PHP 62.946244
PKR 317.775223
PLN 4.250483
PYG 8987.357064
QAR 4.118756
RON 5.059004
RSD 116.977348
RUB 89.86355
RWF 1614.215778
SAR 4.231449
SBD 9.421
SCR 16.038865
SDG 677.460265
SEK 10.872751
SGD 1.458825
SHP 0.886556
SLE 25.63134
SLL 23656.947171
SOS 643.955648
SRD 41.347087
STD 23350.630118
SVC 9.859548
SYP 14668.46277
SZL 20.313862
THB 36.992283
TJS 11.476839
TMT 3.9542
TND 3.371107
TOP 2.642265
TRY 44.026938
TTD 7.659112
TWD 33.912822
TZS 3043.184345
UAH 46.774673
UGX 4114.465154
USD 1.12816
UYU 46.872769
UZS 14579.756462
VES 107.002037
VND 29305.64305
VUV 136.780395
WST 3.039085
XAF 654.590446
XAG 0.034136
XAU 0.000342
XCD 3.048908
XDR 0.812505
XOF 654.599131
XPF 119.331742
YER 275.102002
ZAR 20.328422
ZMK 10154.792866
ZMW 30.735924
ZWL 363.266995

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.