Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.143136
AFN 78.959854
ALL 97.811898
AMD 433.648396
ANG 2.018758
AOA 1034.947595
ARS 1281.689858
AUD 1.759257
AWG 2.03181
AZN 1.915714
BAM 1.951475
BBD 2.274958
BDT 137.235815
BGN 1.95515
BHD 0.42523
BIF 3311.243338
BMD 1.128
BND 1.455554
BOB 7.785915
BRL 6.45058
BSD 1.126703
BTN 96.831372
BWP 15.204961
BYN 3.687227
BYR 22108.795578
BZD 2.263134
CAD 1.562917
CDF 3231.719343
CHF 0.934892
CLF 0.027718
CLP 1063.647784
CNY 8.126449
CNH 8.126584
COP 4710.978258
CRC 572.630757
CUC 1.128
CUP 29.891994
CVE 110.021137
CZK 24.897228
DJF 200.467726
DKK 7.459676
DOP 66.502596
DZD 149.690026
EGP 56.284823
ERN 16.919997
ETB 152.660795
FJD 2.559037
FKP 0.838991
GBP 0.840523
GEL 3.090796
GGP 0.838991
GHS 13.125616
GIP 0.838991
GMD 81.216633
GNF 9760.366027
GTQ 8.64883
GYD 235.722294
HKD 8.831505
HNL 29.32779
HRK 7.532757
HTG 147.433212
HUF 403.276832
IDR 18457.460309
ILS 4.056005
IMP 0.838991
INR 96.980175
IQD 1476.028365
IRR 47516.990294
ISK 144.79
JEP 0.838991
JMD 179.043149
JOD 0.799784
JPY 162.389667
KES 145.736747
KGS 98.643674
KHR 4510.103258
KMF 490.120634
KPW 1015.234255
KRW 1560.531059
KWD 0.34624
KYD 0.938898
KZT 570.655136
LAK 24353.695876
LBP 100954.769964
LKR 337.282409
LRD 225.335547
LSL 20.313974
LTL 3.33069
LVL 0.682316
LYD 6.155357
MAD 10.409627
MDL 19.565633
MGA 5063.664099
MKD 61.510449
MMK 2368.634664
MNT 4034.826865
MOP 9.082068
MRU 44.60613
MUR 51.267836
MVR 17.438601
MWK 1953.626464
MXN 21.79567
MYR 4.822202
MZN 72.090077
NAD 20.313974
NGN 1793.271793
NIO 41.458108
NOK 11.510677
NPR 154.927168
NZD 1.912337
OMR 0.434257
PAB 1.126688
PEN 4.143915
PGK 4.618762
PHP 62.890469
PKR 317.730147
PLN 4.250345
PYG 8986.082236
QAR 4.118172
RON 5.060437
RSD 116.960755
RUB 89.873384
RWF 1613.986807
SAR 4.231055
SBD 9.419663
SCR 16.036685
SDG 677.373459
SEK 10.878317
SGD 1.457759
SHP 0.886431
SLE 25.628459
SLL 23653.59151
SOS 643.864305
SRD 41.341249
STD 23347.317908
SVC 9.858149
SYP 14666.382097
SZL 20.31098
THB 37.077653
TJS 11.475211
TMT 3.953639
TND 3.370629
TOP 2.641887
TRY 44.033845
TTD 7.658026
TWD 33.913089
TZS 3042.782999
UAH 46.768038
UGX 4113.88153
USD 1.128
UYU 46.866121
UZS 14577.688372
VES 106.986859
VND 29301.48614
VUV 136.760994
WST 3.038654
XAF 654.497594
XAG 0.034125
XAU 0.000342
XCD 3.048476
XDR 0.81239
XOF 654.506279
XPF 119.331742
YER 275.062463
ZAR 20.313596
ZMK 10153.34928
ZMW 30.731564
ZWL 363.215467

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.