Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.243696
AFN 80.258891
ALL 97.948647
AMD 440.593913
ANG 2.06797
AOA 1058.469196
ARS 1362.809772
AUD 1.778292
AWG 2.08285
AZN 1.957567
BAM 1.955773
BBD 2.322868
BDT 140.588058
BGN 1.960517
BHD 0.433994
BIF 3425.452676
BMD 1.155534
BND 1.47758
BOB 7.94989
BRL 6.406165
BSD 1.150484
BTN 98.998632
BWP 15.463786
BYN 3.764948
BYR 22648.467101
BZD 2.310968
CAD 1.569967
CDF 3324.471691
CHF 0.938799
CLF 0.027885
CLP 1070.055217
CNY 8.298581
CNH 8.305233
COP 4778.73398
CRC 579.891989
CUC 1.155534
CUP 30.621652
CVE 110.263477
CZK 24.845025
DJF 204.86717
DKK 7.461297
DOP 67.949061
DZD 150.258924
EGP 57.439206
ERN 17.333011
ETB 155.208756
FJD 2.59793
FKP 0.851376
GBP 0.852447
GEL 3.166303
GGP 0.851376
GHS 11.849836
GIP 0.851376
GMD 81.46098
GNF 9968.862276
GTQ 8.840878
GYD 240.696675
HKD 9.070362
HNL 30.026585
HRK 7.537199
HTG 150.877916
HUF 402.709348
IDR 18834.395909
ILS 4.183497
IMP 0.851376
INR 99.589122
IQD 1507.079179
IRR 48647.983172
ISK 144.036973
JEP 0.851376
JMD 184.197455
JOD 0.819266
JPY 166.407259
KES 148.637946
KGS 101.051102
KHR 4612.93627
KMF 492.830515
KPW 1039.980625
KRW 1579.776656
KWD 0.353848
KYD 0.958687
KZT 590.091848
LAK 24822.657064
LBP 103081.175886
LKR 344.475241
LRD 230.096821
LSL 20.704314
LTL 3.411992
LVL 0.698971
LYD 6.285913
MAD 10.518955
MDL 19.701728
MGA 5194.92823
MKD 61.53415
MMK 2426.27787
MNT 4138.783138
MOP 9.301072
MRU 45.673369
MUR 52.588278
MVR 17.801033
MWK 1994.87244
MXN 21.898236
MYR 4.905816
MZN 73.8961
NAD 20.704314
NGN 1782.34178
NIO 42.339415
NOK 11.45458
NPR 158.397812
NZD 1.921359
OMR 0.444024
PAB 1.150484
PEN 4.152543
PGK 4.805934
PHP 64.813993
PKR 326.155194
PLN 4.27353
PYG 9179.873176
QAR 4.196742
RON 5.027151
RSD 117.198381
RUB 92.187426
RWF 1661.277049
SAR 4.337405
SBD 9.645694
SCR 16.420125
SDG 693.890859
SEK 10.959079
SGD 1.481279
SHP 0.908068
SLE 25.479415
SLL 24230.975197
SOS 657.490916
SRD 43.364844
STD 23917.221526
SVC 10.066861
SYP 15024.083287
SZL 20.690714
THB 37.445111
TJS 11.619639
TMT 4.044369
TND 3.404153
TOP 2.706381
TRY 45.531831
TTD 7.801892
TWD 34.110938
TZS 2973.958913
UAH 47.721141
UGX 4145.942722
USD 1.155534
UYU 47.299347
UZS 14617.798048
VES 118.057478
VND 30130.549983
VUV 137.626609
WST 3.026559
XAF 655.947938
XAG 0.031814
XAU 0.000336
XCD 3.122888
XDR 0.815789
XOF 655.947938
XPF 119.331742
YER 281.199342
ZAR 20.770733
ZMK 10401.193158
ZMW 27.812616
ZWL 372.081488

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.