Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.292294
AFN 82.403354
ALL 98.614749
AMD 450.313995
ANG 2.091652
AOA 1071.759614
ARS 1390.838882
AUD 1.791755
AWG 2.106703
AZN 1.98987
BAM 1.969198
BBD 2.35893
BDT 142.88791
BGN 1.960408
BHD 0.440869
BIF 3436.175356
BMD 1.168767
BND 1.496126
BOB 8.072093
BRL 6.497292
BSD 1.168229
BTN 100.560011
BWP 15.597388
BYN 3.823119
BYR 22907.835708
BZD 2.346625
CAD 1.602193
CDF 3362.543114
CHF 0.938818
CLF 0.028551
CLP 1095.636997
CNY 8.387949
CNH 8.376741
COP 4742.786879
CRC 590.758786
CUC 1.168767
CUP 30.972329
CVE 110.974108
CZK 24.755191
DJF 207.713105
DKK 7.460731
DOP 69.483073
DZD 151.617706
EGP 58.313409
ERN 17.531507
ETB 157.608535
FJD 2.621253
FKP 0.858454
GBP 0.853428
GEL 3.17932
GGP 0.858454
GHS 12.038904
GIP 0.858454
GMD 83.573967
GNF 10115.679519
GTQ 8.986876
GYD 244.405717
HKD 9.173589
HNL 30.575178
HRK 7.535857
HTG 153.222504
HUF 400.952591
IDR 19045.235665
ILS 3.971699
IMP 0.858454
INR 100.454775
IQD 1531.084938
IRR 49234.315202
ISK 142.192296
JEP 0.858454
JMD 186.93629
JOD 0.828671
JPY 169.257374
KES 151.407534
KGS 101.953779
KHR 4698.443611
KMF 496.14179
KPW 1051.847097
KRW 1585.748502
KWD 0.357164
KYD 0.973515
KZT 606.019196
LAK 25192.775271
LBP 104721.535041
LKR 350.574763
LRD 233.401353
LSL 20.757566
LTL 3.451065
LVL 0.706976
LYD 6.340583
MAD 10.623824
MDL 19.906225
MGA 5183.482527
MKD 61.559077
MMK 2453.953133
MNT 4188.339632
MOP 9.445817
MRU 46.423376
MUR 53.03872
MVR 18.004842
MWK 2028.979767
MXN 22.100481
MYR 4.938047
MZN 74.754203
NAD 20.756926
NGN 1812.091267
NIO 42.951864
NOK 11.815201
NPR 160.912449
NZD 1.929757
OMR 0.449398
PAB 1.168229
PEN 4.18301
PGK 4.803983
PHP 66.281968
PKR 331.601771
PLN 4.252674
PYG 9327.462751
QAR 4.255018
RON 5.062859
RSD 117.222673
RUB 91.456065
RWF 1680.102746
SAR 4.383496
SBD 9.756156
SCR 16.518964
SDG 701.846154
SEK 11.051231
SGD 1.491692
SHP 0.918467
SLE 26.238679
SLL 24508.466573
SOS 667.927877
SRD 44.254783
STD 24191.119818
SVC 10.222245
SYP 15196.391353
SZL 20.757352
THB 38.020094
TJS 11.559363
TMT 4.090685
TND 3.404638
TOP 2.737368
TRY 46.472595
TTD 7.946249
TWD 34.323066
TZS 3097.233186
UAH 48.627901
UGX 4197.523448
USD 1.168767
UYU 47.219863
UZS 14580.369691
VES 123.095617
VND 30569.104232
VUV 140.837845
WST 3.226901
XAF 660.382346
XAG 0.032158
XAU 0.00035
XCD 3.158652
XDR 0.822047
XOF 660.353073
XPF 119.331742
YER 283.601807
ZAR 20.699386
ZMK 10520.310852
ZMW 27.394576
ZWL 376.342538

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.