Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.148313
AFN 79.058017
ALL 97.933414
AMD 434.18721
ANG 2.021266
AOA 1036.227749
ARS 1283.282108
AUD 1.760832
AWG 2.034334
AZN 1.924185
BAM 1.953899
BBD 2.277784
BDT 137.406309
BGN 1.957364
BHD 0.425851
BIF 3315.357032
BMD 1.129401
BND 1.457363
BOB 7.795588
BRL 6.45882
BSD 1.128102
BTN 96.95167
BWP 15.223851
BYN 3.691808
BYR 22136.262247
BZD 2.265945
CAD 1.56443
CDF 3235.734335
CHF 0.935048
CLF 0.027752
CLP 1064.96875
CNY 8.136548
CNH 8.131055
COP 4716.8309
CRC 573.34216
CUC 1.129401
CUP 29.92913
CVE 110.157821
CZK 24.890914
DJF 200.717911
DKK 7.459813
DOP 66.585215
DZD 149.833191
EGP 56.350117
ERN 16.941017
ETB 152.850452
FJD 2.561651
FKP 0.840033
GBP 0.840941
GEL 3.094314
GGP 0.840033
GHS 13.141922
GIP 0.840033
GMD 81.316944
GNF 9772.491732
GTQ 8.659575
GYD 236.015142
HKD 8.841573
HNL 29.364302
HRK 7.520121
HTG 147.616375
HUF 403.23567
IDR 18480.390773
ILS 4.061045
IMP 0.840033
INR 97.100884
IQD 1477.862096
IRR 47576.022906
ISK 144.800731
JEP 0.840033
JMD 179.265581
JOD 0.800786
JPY 162.466585
KES 145.915692
KGS 98.76579
KHR 4515.706345
KMF 490.718171
KPW 1016.495522
KRW 1558.065214
KWD 0.346647
KYD 0.940065
KZT 571.364084
LAK 24383.951477
LBP 101080.190239
LKR 337.701429
LRD 225.61549
LSL 20.339211
LTL 3.334828
LVL 0.683163
LYD 6.163004
MAD 10.422559
MDL 19.58994
MGA 5069.954897
MKD 61.532417
MMK 2371.577317
MNT 4039.839497
MOP 9.093351
MRU 44.661546
MUR 51.331326
MVR 17.460825
MWK 1956.053535
MXN 21.816698
MYR 4.823104
MZN 72.180636
NAD 20.339211
NGN 1795.499232
NIO 41.509613
NOK 11.505
NPR 155.119641
NZD 1.914126
OMR 0.434822
PAB 1.128087
PEN 4.149063
PGK 4.624501
PHP 62.89071
PKR 318.124876
PLN 4.249203
PYG 8997.246017
QAR 4.123288
RON 5.062204
RSD 117.10606
RUB 89.985494
RWF 1615.991929
SAR 4.236362
SBD 9.431366
SCR 16.056935
SDG 678.198844
SEK 10.874214
SGD 1.458785
SHP 0.887532
SLE 25.659283
SLL 23682.977343
SOS 644.664204
SRD 41.392486
STD 23376.323244
SVC 9.870396
SYP 14684.602748
SZL 20.336214
THB 37.100529
TJS 11.489467
TMT 3.958551
TND 3.374816
TOP 2.645174
TRY 44.08934
TTD 7.66754
TWD 33.958866
TZS 3046.56018
UAH 46.82614
UGX 4118.992375
USD 1.129401
UYU 46.924344
UZS 14595.798835
VES 107.119773
VND 29337.888585
VUV 136.930897
WST 3.042429
XAF 655.310704
XAG 0.034106
XAU 0.000342
XCD 3.052264
XDR 0.813399
XOF 655.319399
XPF 119.331742
YER 275.404634
ZAR 20.316831
ZMK 10165.964957
ZMW 30.769743
ZWL 363.666705

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.