Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.154466
AFN 79.136385
ALL 97.881276
AMD 433.971726
ANG 2.024329
AOA 1037.792925
ARS 1285.124849
AUD 1.757857
AWG 2.037417
AZN 1.924318
BAM 1.949798
BBD 2.284567
BDT 137.819997
BGN 1.949677
BHD 0.426439
BIF 3367.492983
BMD 1.131113
BND 1.455558
BOB 7.819137
BRL 6.475394
BSD 1.131547
BTN 96.452783
BWP 15.188646
BYN 3.702999
BYR 22169.813988
BZD 2.272863
CAD 1.564403
CDF 3240.63891
CHF 0.930437
CLF 0.027804
CLP 1066.95669
CNY 8.148875
CNH 8.126628
COP 4723.900982
CRC 575.5435
CUC 1.131113
CUP 29.974493
CVE 109.927569
CZK 24.916148
DJF 201.495058
DKK 7.459447
DOP 66.824287
DZD 149.848827
EGP 56.4437
ERN 16.966694
ETB 153.178814
FJD 2.556259
FKP 0.842559
GBP 0.839065
GEL 3.099512
GGP 0.842559
GHS 12.502843
GIP 0.842559
GMD 81.440531
GNF 9801.825858
GTQ 8.685263
GYD 236.727532
HKD 8.858831
HNL 29.452333
HRK 7.523054
HTG 148.054227
HUF 403.754129
IDR 18394.554822
ILS 4.096835
IMP 0.842559
INR 96.66463
IQD 1482.237051
IRR 47648.133424
ISK 144.974968
JEP 0.842559
JMD 179.80648
JOD 0.801954
JPY 161.207914
KES 146.128258
KGS 98.916094
KHR 4529.177412
KMF 491.46865
KPW 1017.956233
KRW 1557.112848
KWD 0.346867
KYD 0.942922
KZT 578.718693
LAK 24446.392104
LBP 101382.490976
LKR 338.747194
LRD 226.299357
LSL 20.252853
LTL 3.339883
LVL 0.684199
LYD 6.181969
MAD 10.400682
MDL 19.620121
MGA 5059.558743
MKD 61.251137
MMK 2374.898079
MNT 4043.521341
MOP 9.125749
MRU 44.998476
MUR 51.703067
MVR 17.486899
MWK 1962.012139
MXN 21.881318
MYR 4.785746
MZN 72.289707
NAD 20.252853
NGN 1798.051114
NIO 41.642543
NOK 11.529185
NPR 154.326013
NZD 1.902034
OMR 0.435415
PAB 1.131547
PEN 4.139829
PGK 4.63872
PHP 62.646662
PKR 318.914647
PLN 4.262452
PYG 9027.290014
QAR 4.124041
RON 5.051698
RSD 116.863345
RUB 90.074459
RWF 1620.853321
SAR 4.242235
SBD 9.445661
SCR 16.078697
SDG 679.235046
SEK 10.836752
SGD 1.456619
SHP 0.888877
SLE 25.699049
SLL 23718.873427
SOS 646.626562
SRD 41.455594
STD 23411.754535
SVC 9.900522
SYP 14705.822636
SZL 20.248026
THB 36.814357
TJS 11.597904
TMT 3.964551
TND 3.382089
TOP 2.649178
TRY 44.148798
TTD 7.691526
TWD 33.959458
TZS 3051.173817
UAH 46.96723
UGX 4130.285245
USD 1.131113
UYU 47.005298
UZS 14601.051822
VES 107.282134
VND 29356.905727
VUV 137.052207
WST 3.130475
XAF 653.961177
XAG 0.034236
XAU 0.000337
XCD 3.056889
XDR 0.814632
XOF 653.949649
XPF 119.331742
YER 275.821673
ZAR 20.342818
ZMK 10181.400748
ZMW 30.946554
ZWL 364.217911

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.