Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.294972
AFN 82.452704
ALL 98.237584
AMD 448.462158
ANG 2.092955
AOA 1072.427219
ARS 1389.927512
AUD 1.784958
AWG 2.108015
AZN 1.99001
BAM 1.949591
BBD 2.357921
BDT 142.815164
BGN 1.958419
BHD 0.441185
BIF 3478.237431
BMD 1.169495
BND 1.488366
BOB 8.068992
BRL 6.408722
BSD 1.167831
BTN 100.02929
BWP 15.508939
BYN 3.821678
BYR 22922.110002
BZD 2.345759
CAD 1.595315
CDF 3364.638229
CHF 0.936713
CLF 0.028381
CLP 1089.092009
CNY 8.382768
CNH 8.379563
COP 4723.591954
CRC 589.724376
CUC 1.169495
CUP 30.991628
CVE 110.400254
CZK 24.752319
DJF 207.843002
DKK 7.460632
DOP 69.588029
DZD 151.321166
EGP 58.356299
ERN 17.542431
ETB 158.174402
FJD 2.619962
FKP 0.858465
GBP 0.851873
GEL 3.181574
GGP 0.858465
GHS 12.075039
GIP 0.858465
GMD 83.615401
GNF 10121.982398
GTQ 8.981205
GYD 244.31296
HKD 9.179627
HNL 30.593812
HRK 7.535524
HTG 153.039146
HUF 399.731157
IDR 18987.927448
ILS 3.968975
IMP 0.858465
INR 100.194707
IQD 1529.760742
IRR 49264.994009
ISK 142.00046
JEP 0.858465
JMD 187.088164
JOD 0.82918
JPY 169.210199
KES 151.444809
KGS 102.086187
KHR 4681.291234
KMF 491.451207
KPW 1052.578441
KRW 1585.648693
KWD 0.35762
KYD 0.973196
KZT 605.628614
LAK 25220.168378
LBP 104632.414926
LKR 350.243054
LRD 234.481595
LSL 20.863574
LTL 3.453216
LVL 0.707416
LYD 6.34453
MAD 10.554116
MDL 19.764645
MGA 5186.712402
MKD 61.523969
MMK 2454.873436
MNT 4191.731303
MOP 9.441747
MRU 46.557105
MUR 52.802923
MVR 18.016047
MWK 2024.976856
MXN 22.075162
MYR 4.945211
MZN 74.800644
NAD 20.863254
NGN 1805.537158
NIO 42.978618
NOK 11.797226
NPR 160.053685
NZD 1.928662
OMR 0.449677
PAB 1.167736
PEN 4.151128
PGK 4.815394
PHP 66.064954
PKR 331.756651
PLN 4.241871
PYG 9323.704624
QAR 4.257661
RON 5.074554
RSD 117.216218
RUB 92.098151
RWF 1674.717425
SAR 4.386227
SBD 9.762235
SCR 16.448724
SDG 702.284683
SEK 11.126217
SGD 1.490703
SHP 0.91904
SLE 26.320655
SLL 24523.738249
SOS 667.388777
SRD 43.980032
STD 24206.193749
SVC 10.218413
SYP 15205.48712
SZL 20.86369
THB 38.048945
TJS 11.548972
TMT 4.104929
TND 3.3564
TOP 2.739071
TRY 46.61433
TTD 7.934696
TWD 34.133239
TZS 3078.213694
UAH 48.574723
UGX 4195.655675
USD 1.169495
UYU 46.95944
UZS 14706.40503
VES 124.175338
VND 30547.220063
VUV 140.74411
WST 3.217271
XAF 653.902418
XAG 0.031903
XAU 0.000353
XCD 3.16062
XDR 0.813227
XOF 654.333757
XPF 119.331742
YER 283.310541
ZAR 20.885999
ZMK 10526.873779
ZMW 27.530674
ZWL 376.577044

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.